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Cuando el Santo Padre le Confió a La Madre de Dios del Calvario por Última Vez a la Iglesia, al país, y a sí mismo.

La última Misa que celebró Juan Pablo II en Polonia, fue en Kalwarja Zebrzydowska (el Calvario de Zebrzydowice), en el sur del país, en un monasterio. El conocía el monasterio desde Su niñez y juventud; allí fue que se había apegado a la Vía Dolorosa del monasterio. Fue allí, nos dijo, que nació Su veneración a Maria. Allí fue, durante Su última peregrinación a Polonia que confió a la Santa Madre del Calvario a la Iglesia, al pueblo polaco, y a sí mismo. A Sus pies, en Zebrzydowice, depositó a la cruz de oro papal. Ese fue Su voto por todo lo que la Madre de Dios había hecho para Él y para Polonia.

Esa fue Su despedida?

Creo que sí, aunque el Santo Padre nunca lo dijo. Esa peregrinación fue para El, como siempre, como en años anteriores, una recoleta, y una fortificación espiritual. Salió del Calvario seguramente más fuerte. Dijo en Su sermón que cada persona que va allí se encuentra a sí misma, a su vida diaria, a sus debilidades, y a la fuerza de su fe y esperanza… (…)

 Mencionó el Santo Padre al volver de esa peregrinación que hubiese querido quedarse más tiempo?

No. Volvió muy cansado, pero con una gran alegría de haber podido visitar a Su Polonia, de haber ido en peregrinación, y que Dios Le permitió volver a Su casa sin problemas.

Cree Ud. Padre que Él sabía que nunca iba a volver a Polonia?

No creo que Él lo sospechaba. Era tan humilde que lo dejaba todo “en las manos de Dios”. Confiaba en Dios plenamente. Los obispos si presentían que ese fue Su última peregrinación a Polonia, y se preocuparon mucho que Él visite allí muchas diócesis que no conocía. Eso fue sin embargo imposible…

Con el permiso del Padre Arzobispo Mieczyslaw Mokrzycki—“Mas que nada Le gustaban los martes”.

Publicación M., Cracovia 2008.