Una Ilusión del Santo Padre Juan Pablo II que no Llegó a Efectuarse

Le gustaba cantar al Santo Padre en el Castel Gandolfo. Cuando llegaban al Castel sus amistades de Polonia, la tradición de las largas noches de verano era cantar canciones patrióticas. El Arzobispo dice que el Papa nunca lloró, pero que estuvo bien emocionado muchas veces, sobre todo cuanto cantábamos ciertas canciones.

Que canciones?

“Czerwone Maki na Monte Cassino” (Las Rojas Amapolas de Monte Cassino), “Wojenko Wojenko”(Cancion acerca de la Guerra). Estas dos cancioneseran sus favoritas, pero también cantábamos muchas otras. Teníamos cancioneros con el texto de las canciones para las personas que no las conocían.

El Santo Padre cantóa veces solo?

Si, bien fuerte. Le daban coraje y felicidad. El era la única persona que no necesitaba el cancionero. Sabía todas las canciones de memoria.

Cantaban por muchas horas?

Si, por varias. El Santo Padre siempre participaba y eso le tocaba el corazón. (…) Era un gran patriota, amaba a Polonia y la extrañaba muchísimo. Vivía con un sueño que nunca se llegó a cumplir: el de volver a visitar a Bieszczady (una porción de las Montañas Cárpatos polacos). Cuando había sido un sacerdote joven, las conocía caminándolas de punta en punta. Quería volver y ver a Sus montañas una vez más…

Cuando llegue al Castell Gandolfo por primera vez y fuimos de paseo con el Santo Padre, me dijo así: “Conozco aquí cada rincón, pero me faltan mis montañas polacas, mi Bieszczady…Me siento extraño. Me gustaría volver allí alguna vez…” En 1955, El había conquistado el pico más alto de Bieszczady. En el otro pico, Tarnica, fue erigida una cruz que conmemora la aventura de Karol Wojtyla. Pero Su ilusión acerca de ver nuevamente a Bieszczadyy a recorrer Sus antiguos senderos permaneció como tal para siempre…

Y porque no lo pudo hacer?

Ese tema volvía frecuentemente en nuestras conversaciones con el Arzobispo Michalik. Las condiciones financieras y la infraestructura no permitieron a que las montañas polacas puedan agasajar al Santo Padre y a su cortejo papal. Sufrió mucho por esa causa.

Más frecuentemente se habla del amor del Santo Padre Juan Pablo II a la porción de los Cárpatos polacos llamada Tatrasy a los montañeses de esa zona. Les gustaba hablar de ellos y admirar su bravura y lealtad. Le tocó el corazón y se acordaba mucho de la Santa Misa y de las promesas de los montañeses en Wielka Krokwiaen 1997. Ya como Papa, había visitado a Tatras. Cuando Le cantaban la canción clásica: “Goralu, czy Ci nie zal…?” (O, montañés, acaso no extrañas a tus montañas?), tenía que contener Sus lagrimas.

(Imprimido con el permiso del Padre Arzobispo Mieczyslaw Mokrzycki—“Le gustaban más que nada los martes”.

Imprenta M, Cracovia 2008

Traducido al español por Jadwiga Orzechowska-Ancaya