Los pensamientos del Santo sobre la Eucaristía

Luego de la merienda con los sacerdotes de Cracovia, Juan Pablo II les entregaba a cada uno a la “Carta a los Sacerdotes” con Su firma personal. Ese gesto tan simpático—dice el Arzobispo Mokrzycki—fue al mismo tiempo simbólico. Como si las cartas hubiesen sido parte de lo que había ocurrido en la mesa. El Papa quiso darnos a entender que los lazos que existían entre nosotros eran muy importantes para El. Muchas veces se refería a las palabras de San Agustín.

Mencionó el Papa en una de las cartas, “Lo que dice San Agustín acerca de la misión de los obispos, también se refiere a los sacerdotes:

Aunque me atemoriza quien soy para Uds., me alegra quien soy con Uds. Para Uds. soy un obispo, pero con Uds. soy un cristiano (…). La primera denominación es una amenaza, la segunda una redención”.

Asimismo el Santo Papa fue un papa para ellos, pero un cristiano con ellos. El Arzobispo Krajewski decía: El Santo se sorprendía con el Misterio de la Eucaristía–Juan Pablo II falleció en el año que El había denominado El Año de la Eucaristía. En los últimos documentos acerca de la Eucaristía, el Papa expresaba sobretodo Su profunda sorpresa, Su deslumbriento. Cada vez que iba a celebrar a la Santa Misa, se profundizaba en la adoración de ese Misterio.

Fuimos testigos de ese hecho estando en la sacristía. Estoy convencido que de allí surgía esa fuerza extraordinaria de Sus sermones—que habían cambiado a nuestras vidas. Gracias a Su deslumbramiento, cuando enseñaba, realmente hablaba en nombre de Dios mismo.

Con permiso del Padre Arzobispo Mieczyslaw Mokrzycki—“Un lugar para todos”

Publicación Znak, Cracovia 2013.

Traducido al español por Jadwiga Orzechowska-Ancaya