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Las Emociones nos Quitaban la Voz

Me acuerdo de Su último viaje a Polonia en 2002, pues tuve el honor de acompañarle. No fue una peregrinación común. El Papa ya estaba muy enfermo—fue Su despedida de Su país y de Sus compatriotas.

Estuve en el escorte directamente junto a Su automóvil cuando cruzábamos el centro de Cracovia. Las emociones nos quitaban la voz. Nos parábamos en todos los lugares donde Juan Pablo II tenía algunos recuerdos. Los contemplaba con nostalgia, pues pudo reflexionar así sobre el tiempo pasado y Sus acontecimientos de antaño.

En todos lados encontrábamos a multitudes de personas. Al final nos dirigimos a la ciudad de Kalwarja  Zebrzydowska y al convento de allí, al que el Papa llevaba tan cerca de Su corazón. De allí viajamos a Wadowice en un helicóptero, y rondamos sobre Su pueblo natal observándolo desde arriba. Luego volvimos a Cracovia y de allí retornamos a Roma.

Fue un viaje muy emocionante para todos. Yo, estando sentado al lado del Santo Padre, vi que difícil fue para Él despedirse de Su Patria. Todos los viajes previos a Polonia habían sido una ocasión de alegría para el Papa, quien los planeaba con anticipación. Lo cargaban de energía.

Pero este último viaje fue muy difícil y doloroso para Él…

Magdalena Wolinska-Riedi, “Pasó en el Vaticano”

Publicación “Znak”. Cracovia 2020.