Cuando pregunto por las quejas y penas con las que el Arzobispo Mokrzycki iba al Papa, me dicen que iba normalmente con los problemas de otros fieles. Alguien pedía una oración en su desgracia, otra persona estaba enferma y tenían que operarla. Un colega sacerdote tuvo una operación para un tumor de cerebro—esos son los temas de los que hablaban. El Arzobispo decía que Dios no le mandó muchos problemas a él, por eso iba con peticiones de otros. Y Juan Pablo II lo escuchaba y rezaba.
Acaso el Padre Arzobispo también compartía alegrías con el Santo Padre?
Si. Le contaba acerca de su familia en Polonia. De cuando nacieron sus sobrinos. El Papa estuvo siempre interesado pues conocía a nuestras familiares. Escuchaba con mucha atención. Pero nosotros no queríamos ocuparle mucho de Su tiempo y abrumarle con nuestros problemas.
Con el permiso del Padre Arzobispo Mieczyslaw Mokrzycki—“Más que nada Le gustaban los martes”
Publicación M, Cracovia, 2008