Algunas personas decían que nunca ningún Jefe de Estado fue tan bienvenido en Israel. Fue como si el mismo Señor hubiese llegado a la Tierra Santa. Seguramente muchas gentes asociaron a la visita de Juan Pablo II con la historia de la Redención.
–-Todo el mundo vio como nuestro Santo Padre rezó junto al Muro de los Lamentos en Jerusalén…
–Si, ese fue un hermoso gesto, muy simbólico del Santo Padre. Rezó con mucha concentración y luego dejó en una brecha entre las piedras un papelito con una oración especial—como lo hacen los judíos. En ese papelito escribió: “Nos duelen muchísimo las acciones de aquellos quienes, a través de los tiempos, han contribuido al sufrimiento de Vuestros hijos. Pidiéndoles perdón, deseamos crear con Uds., el pueblo elegido, un duradero enlace de hermandad.” Juan Pablo II había dicho algo similar muchas veces antes, pero nunca en la Tierra Santa.
Antes de eso, en Belén, el Papa besó a la tierra Palestina, visitó el campamento de los refugiados, y también a Yasser Arafat. Al saludar al pueblo palestino, dijo que el Vaticano siempre había reconocido su derecho de tener su propia patria y de vivir en paz con los pueblos vecinos de la región. Arafat lo decoró al Santo Padre con la distinción más alta de los palestinos. En el aeropuerto de Tel Aviv, al darle la bienvenida, Le había dicho el Presidente de Israel, Ehud Barak, a Juan Pablo II: “Bendito seas en Israel”.
Al despedirlo en el mismo aeropuerto, tres niños—un árabe, un judío, y un cristiano–Le entregaron un poco de Tierra Santa para que El la bese. Dice el Arzobispo Mokrzycki que ese gesto lo conmovió muchísimo al Santo Padre. Fue un gesto de unión y mutua amistad. El soñaba con una oración, así unidos, en el Monte Sinaí. Tenía esperanza que eso pasara en el Año del Jubileo. (…) Un mes antes de Su peregrinación a la Tierra Santa, el Papa llegó a Egipto. Pero la reunión de los musulmanes, cristianos y judíos en el Monte Sinaí nunca llegó a efectuarse.
Con el permiso de Mieczyslaw Mokrzycki—“Más que nada le gustaban los martes”.
Publicación M. Cracovia