El día de ayer en la Iglesia romana fue especialmente dedicado a la oración y la abstinencia por la intención de Italia y por todo el mundo durante la epidemia del virus-corona. Su culminación fue la Misa celebrada por el vicario del Santo Papa para la diócesis romana, Cardenal Angelo De Donatisa, en el santuario de la Madre del Amor de Dios. La misa se celebró sin la presencia de los fieles por motivos de seguridad, y fue transmitida a través de la televisión. El Papa Francisco comenzó la misa con un mensaje entregando al mundo a la Madre de Dios:
O Maria, Tu resplandeces siempre en nuestro camino, como un signo de salvación y de esperanza. Te confiamos el mejoramiento y la curación de los enfermos. A Ti, Quien estuviste al pie de la Cruz de Jesús, manteniendo una fe excepcional. Tu, la Salvación de los romanos, sabes que Te necesitamos y estamos seguros que te procuparas—asi como en Cana de Galilea—que otra vez nos vuelva la alegría después de este tiempo de sufrimiento y de prueba. Ayúdanos, o Madre del Amor de Dios, adherirnos a la voluntad del Padre y hacer lo que nos dicte Jesús Quien tomó en sus barcas a nuestros sufrimientos, para llevarnos a través de la cruz a la alegría de la Resurrección. Amén.
El Papa Francisco
El Cardenal De Donatis se refirió durante su sermón a los tiempos presentes de lucha contra el virus-corona. Dijo que por un lado se ve una profunda fe en los seres humanos, pero por otro lado también existe la penumbra y el temor. “Jesús también experimentó estos sentimientos al ser condenado a Su pasión”, dijo el Papa. “Las palabras que Jesús dijo entonces, En Tus manos confío a mi espíritu, nos recuerdan que nada ni nadie podrá arrancarnos de las manos de Dios, ni aun la muerte”. Recalcó el Papa que lo más importante en este tiempo del virus-corona es estar junto a Dios Quien vive en nosotros. El va a salvar a la humanidad y nos unirá unos con otros.