El Padre Obispo Slawomir Oder al lado de la tumba de San Juan Pablo II: Su mensaje es un obsequio y una obligación

Jueves, temprano en la mañana. En la Basílica de San Pedro, junto a la tumba de San Juan Pablo II, se está celebrando una Santa Misa muy especial que ha reunido a muchos fieles y religiosos de todo el mundo. Entre los con-celebrantes está el Ordinario de Gliwice, el Padre Obispo Slawomir Oder, quien nos hizo presente el profundo significado del lugar donde estábamos—relacionándolo al 46-aniversario de la ordenación del Cardenal Karol Wojtyla a Papa. “Este lugar nos obliga a recordar”—dijo el obispo. “Nos hace presente la Fe del Santo Papa, y nos hace conscientes de nuestra propia fe”.

El Obispo Oder nos dijo que las Santas Misas semanales junto a la tumba de San Juan Pablo II no son solo una tradición, pero también una solución a las “necesidades del corazón”. Que son también una ocasión para reflexionar acerca de los santos, quienes, receptivos a la Palabra de Dios, habían sido instrumentos de Su Amor. El Papa Polaco fue y es una inspiración a los fieles, y su vida una revelación de la Gloria de Dios.

Soy un deudor

Durante el sermón, el obispo de Gliwice nos recordó a las palabras de Juan Pablo II, quien al comienzo de su pontificado se nombró “el deudor”. Toda su misión en el Vaticano fue una ocasión para que el pague esa deuda”—dijo el Padre Obispo Oder—“Estuvo siempre receptivo para la intervención del Espíritu Santo, y la fuerza de su fe dio poder a las palabras que proclamaba. Esa autenticidad caracterizó a su pasión en el servicio y testimonio de Dios”.

Estas cualidades hicieron a Juan pablo II un símbolo de unidad para los fieles de todo el mundo (recalcó el obispo), y su tumba debe ser la fortaleza para crecer en la santidad durante la vida diaria.

Obligaciones y responsabilidad

El Padre Obispo Slawomir Oder también nos recordó que “las tumbas de los santos son no solo signos de gloria de Dios, pero también lugares de la aparición de gracias”. Y nos advirtió del peligro de la indiferencia a los mandatos de Dios. El Papa Juan Pablo II, como prorrogo de nuestros tiempos, nos dejó una herencia que nos obliga como cristianos a vivir sirviendo a Dios y al prójimo. Nuestros talentos los debemos de utilizar para construir unidad, paz, y amor—o sea el Reino de Dios en la tierra.

“La vida de Juan Pablo II es un incentivo para no despreciar a esas virtudes que nos brindó Dios, y responder a diario a su invitación hacia la santidad”—dijo el predicador. “Que nuestra vida sea un testimonio de nuestro amor a Cristo.

La necesidad de reflexionar

En el 46-aniversario de la elección de Juan Pablo II a la Sede Apostólica, el Obispo Oder alentó a los fieles a reflexionar sobre la misión que les dejo el Santo Papa. “Que frutos se pueden cosechar cada día de la verdad que sembró Juan Pablo II en nuestros corazones?”—preguntó. La responsabilidad a nuestra fe y nuestro futuro, individual como colectivo, debe ser nuestra prioridad.

Como todas las semanas, la Santa Misa junto a la tumba de San Juan Pablo II, atrajo a muchos participantes, mientras que 70 sacerdotes fueron con-celebrantes. Entre ellos estuvo el Padre Obispo Konrad Krajewski, el Padre Cardenal Grzegorz Rys, el Padre Arzobispo Jozef Gorzynski, el Padre Obispo Krzysztof Nykiel, el Padre Obispo Czeslaw Kozon, el Padre Obispo Radoslaw Zmitrowicz, y el Padre Obispo Jacek Grzybowski.

Esta ceremonia fue un momento importante para los obispos polacos, quienes en estos días están participando en la XVI Conferencia del Sínodo General de Obispos en Roma (hasta octubre 27).

El sermón del Padre Obispo Slawomir Oder, proclamado al lado de la tumba de San Juan Pablo II, en la Capilla de San Sebastián, en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

/Radio Maria/

(Réplica de los archivos sonoros)

(traducido por Jadwiga Orzechowska-Ancaya, Florida, EEUU)