“Todo el tiempo había audiencias en diferentes salas, empezando por la Sala Clementina, luego la del trono, y otras. Entre una sala y otra existían largas distancias, a veces cientos de metros. Sus secretarios decidieron que, durante Su enfermedad, Juan Pablo II no debía ser transportado en la silla de ruedas, pues se corría el riesgo que las ruedas se atraquen y causen un accidente.
“Decidieron entonces proponer la construcción de una plataforma móvil sobre la cual se sentaría el Papa en Su silla de ruedas. La inclinación de la plataforma exigiría subir al Papa en Su silla a través de varios metros, delante de Sus fieles. Descartamos esa idea.
“Los ingenieros, tuvimos dos días para presentar un nuevo plan de plataforma. De repente, una noche soñé una plataforma perfecta para el Santo Padre. Pienso que fue una inspiración de Dios.
“Programé a una plataforma de tamaño modesto, en la forma de la letra U, que rodearía con medida exacta a la silla de ruedas. La silla tenía un mecanismo que la levantaba, y entonces la ubicaría sobre la plataforma de una manera perfecta.
“Desde ese entonces el Papa se movilizó así por el Palacio Apostólico.”
Magdalena Wolinska-Riedi “Pasó en el Vaticano”
Publicación Znak, Cracovia 2020, pág. 204-205