Durante Su discurso final dijo palabras muy importantes

Antes de subir en Cracovia al avión para dirigirse a Roma, el Papa JPII se despidió nuevamente del Dirigente del Consejo del País, Henryk Jablonski. Lo besó al despedirse en las dos mejillas, ocasionándole con ese gesto mucha vergüenza. Unos minutos antes, en el último momento, dijo al despedirse: “Este encuentro, sin precedente, fue un acto de valor por ambos lados”. Con estas palabras el Santo Padre expresó Su satisfacción referente a Su visita a Polonia bajo el subyugo comunista. Más que nada, con Su gesto hacia Jablonski (fuera de protocolo), quiso agradecer el Papa por su valor demostrado hacia El. El solo hecho de aceptar a la visita del Santo Padre había sido un acto de valor, pues otros dignitarios se habían opuesto a ella.

Justamente”, continuó el Papa, “ese acto de bravura es importante en estos tiempos. A veces es muy noble dirigirse por un camino por el que nadie atravesó hasta entonces”. Lo que tenía en mente el Santo Padre era un incentivo para el gobierno polaco (bajo el comunismo) para que reflexione sobre todo lo positivo que había transcurrido durante Su visita. “En estos tiempos, no debemos encerrarnos dentro de nuestras fronteras, olvidándonos del bien de los hombres”, dijo.

Lamentablemente, en los meses siguientes Varsovia y Moscú demostraron su inhabilidad de salir de la inercia en la que estaba sumergido el mundo comunista.

Con el permiso del Padre Cardenal Estanislao Dziwisz—“El Testimonio”.

Publicación TBA, comunicación marketing. Varsovia 2007.