Inmediatamente se dio cuenta de que se trataba

En la mañana del 23 de junio de 1983 ocurrió un hecho que fue mantenido como secreto por mucho tiempo—hasta el momento del encuentro con Lech Walesa (quien llegó en un helicóptero con su esposa y cuatro hijas). El lugar elegido del encuentro fue un refugio en las Montanas Tatry, en el Valle Chocholowska , cerca de Zakopane. Todo fue organizado en el último momento por el Departamento de Seguridad comunista, el que llenó el sitio con micrófonos, y espías trabajando como mozos de restaurante.

La mascarada fue tan evidente que el Santo Padre Juan Pablo II enseguida se dió cuenta de que se trataba. Llevó a Lech Walesa al pasillo y le pidió que se siente en un banco. No Le importó si había aparatos de espionaje escondidos.

En ese momento no era importante el tema, solo el gesto. Lo más importante era que Juan Pablo II viajó y se encontró con Walesa. “Quisiera decirle una sola cosa: cada día rezo por Uds.” Efectivamente, cada día rezaba por Walesa y por todos los hombres y mujeres de la “Solidaridad”. Demostró de esa manera al mundo entero, y más que nada a las autoridades comunistas, que ese movimiento estaba vivo y no pensaba ser un capítulo cerrado.

Con el permiso del Padre Cardenal Estanislao Dziwisz—“El Testimonio”.

Publicación TBA, comunicación del marketing, Varsovia 2007.